viernes, 23 de enero de 2009

El coleccionable


Se fue aficionando a la lectura de la prensa escrita a la par que iba adquiriendo todo lo necesario para su nueva casa.
Primero llegaron diversas opciones para el ocio. Le fueron siguiendo los utensilios y recetas necesarias para hacerse una experta en artes culinarias. Finalizó con un repertorio indefinido de objetos propios del hogar. Sin embargo, aún le faltaba lo esencial.
Hoy está entusiasmada, anuncian la colección que más ansiaba. Para el domingo ya tiene su ejemplar reservado. La primera entrega: el brazo derecho del compañero ideal.

3 comentarios:

El antifaz dijo...

No deberías fiarte de los coleccionables, que luego se cortan, y dejan al compañero ideal sin alguna parte "imprescindible".
Besos claros.

Jesús dijo...

Compañero ideal, ideal a secas...
Eso no existe.
Lo que existe es lo real, y lo real es imperfecto, por eso nos queda el margen para el sueño,la fantasía...

Besos

Svor dijo...

Divertida esencialidad.