jueves, 5 de febrero de 2009

Letrilandia


No podría decir cuanto tiempo lleva contemplando las letras escritas que ponen su nombre, el nombre que aún no sabe leer.
Abraza el libro con ternura contra su pecho. Se observa disimuladamente frente a los cristales de la puerta de la cocina. Sonríe. Ensaya su entrada al aula y se ruboriza de solo pensarlo.
Hoy es su primer día de clase. Tan solo tiene sesenta años y toda una ilusión por delante.

1 comentario:

El antifaz dijo...

Los niños son así; lo disfrutan todo con mucha intensidad, tengan la edad que tengan.
Un beso.