sábado, 25 de abril de 2009

El ladrón arrepentido


Luego se fue corriendo a empujones entre el tumulto de la gente con el bolso colgado al cuello. Cuando llegó al parking, con el corazón desbocado y las manos aún temblorosas, entró en su coche. En un acto casi mecánico se miró en el espejo retrovisor. Aún no se podía explicar como había sido capaz. Con emoción violenta abrió el botín que el era tan familiar. Estremecido rasgó el sobre que contenía una sola hoja doblada en cuatro. Cuando terminó de leer su contenido, unas lágrimas acudieron a sus ojos. Nunca más volvería a dudar del amor que le profesaba su mujer.

15 comentarios:

BlueMoon dijo...

¡¡¡Me has dejado alucinada!!! Cada día te salen mejor estas "historias comprimidas con final inesperado y que incitan a la reflexión".
Me ha gustado muchísimo, de verdad.
Un besote.

Martín Gardella dijo...

Muy buen relato... La inseguridad que todos tenemos dentro. Me gusto mucho! Saludos desde el living

José Manuel dijo...

Breve pero intenso,como todos tus relatos. Al releerlo descubro mas matices, mas detalles. Después la reflexión y una sonrisa con la mirada perdida. Me ha encantado.

Un saludo.

Miguel dijo...

vuelvo a repetir que solo puedo decir una palabra GENIAL.

Calvarian dijo...

Coincido con mi cuñaaaaaaaaaa.
Esta claro que los finales inesperados dejándonos la cabeza dandole vueltas al asunto,son los tuyos.
Besix

Jesús dijo...

¿Seguro? ¿Crees que no volverá a dudar de su mujer?
Es una buena intención. Pero los celos son una enfermedad.

Yo creo que sí, que volverá a dudar, aunque quizás la experiencia le haya servido para no llegar a tales extremos.

¿Habrá aprendido? No olvidemos que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra.

Sorprendente.
Un besote

Soñadora dijo...

Es que los celos son temibles! Mira que llevarlo a robar el bolso con tal de descubrir a quien le escribe!
Excelente tu relato!
Besitos,

BlueMoon dijo...

Hola otra vez, Clara:
Te he dejado otro regalito en mi blog, puedes pasarte a recogerlo cuando quieras.
Un besote.

Esteban Dublín dijo...

Veo que estás participando en el concurso de la Escuela de Escritores.

Un abrazo.

Esteban Dublín dijo...

Me permito enlazarte a mi blog, Clara.

María dijo...

Aunque corto, bello y profundo escrito, me gustó mucho tu relato, el cual nos hace reflexionar para darnos cuenta que debemos ir aprendiendo en la vida.

Un beso.

Clara dijo...

BlueMoon, muchas gracias por tus comentarios y tus regalos!

Martín, cierto, siempre hay algo dentro de nosotros que nos hace inseguros.

José Manuel, muchas gracias, me alegra haberte hecho sonreír.

Miguel, gracias, no me lo merezco.

Calvarian, gracias... me alegra constatar que mis microrrelatos incitan a la reflexión.

Jesús, la duda siempre permanece... es muy difícil librarse de ella.

Soñadora, en los celos no existe la reflexión.

Esteban, yo también te sigo.

María, ojalá pudiéramos aprender y no volver a cometer los mismos errores.

Un besazo a todos!

El antifaz dijo...

Dudar es humano, es inseguro, es normal. Si me apuras, es necesario. Creo que es peor vivir seguro de todo lo que te rodea, te hace ignorante, poco ávido por descubrir el por qué de las cosas, falto de iniciativa por cambiarlas.
Yo dudo de mí el primero.
Besos.

combatientes70 dijo...

claro que dudará... alguien que hace eso está loco... de amor... pero loco... y por amor no todo vale

Luisa Tejada dijo...

Hola Clara. Me alegra haber encontrado tu rincón.

La duda y la desconfianza en una relación son como ácidos que la corroen de a pocos.
Pero, ¿quién no las ha tenido alguna vez?

Un abrazo!!