viernes, 5 de diciembre de 2008

La ley de Murphy

Después de un largo día de trabajo, me dirigí al parking con el deseoso fin de poder regresar a casa. Abrí el bolso para buscar la llave del coche, pero a simple vista no la encontré. Introduje a ciegas la mano hasta lo más profundo y entre tantas cosas salió el bolígrafo que perdí hace tres días. En un segundo intento, abrí de par en par el bolso y aparecieron las gafas de sol que perdí ayer. Desesperada, vacié en el suelo todo su contenido y de allí salieron toda clase de objetos. Ahora que encontré todo lo que perdí en una semana, caigo en la cuenta de que vine andando y no en coche.

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